A lo mejor, a alguien extraña que las dos últimas columnas se las dedicase al imperio almohade. ¿Qué tiene que ver eso con Badajoz? Más de lo que parece. Además, estos días hay demasiada política en la atmósfera y yo no voy a poner cara de imparcial pronunciándome. Somos adultos.
Los almohades incorporaron al-Andalus a su enorme imperio en 1148. Muy poco después tomaron posesión de Badajoz. A partir de entonces la península Ibérica ocupó su atención de un modo muy especial. Convirtieron Sevilla en su segunda capital y pusieron un enorme empeño – y unos medios gigantescos – en proteger el ángulo noroccidental de esta extensa región. Badajoz se convirtió entonces en el centro de un dispositivo estratégico más que impresionante. La mayor parte de los castillos y alcazabas existentes fueron remozados, cuando no ampliados. Algunos levantados de nueva planta. Atendieron con especial cuidado a las defensas de nuestra capital, que ya era para entonces una población de importancia, disminuida, eso sí, respecto a lo que había sido en el siglo XI.
Si en los trabajos arqueológicos de la alcazaba aflora lo que estamos viendo cada día no es fruto de la casualidad. Lo raro sería lo contrario. La calidad de las obras y del personal técnico que trabajó aquí en pleno siglo XII, traído a veces de muy lejos, tiene parangón con los proyectos arquitectónicos más representativos de Marraqués o de Rabat. Lo que aquí aparece y se estudia no sólo tiene importancia para la arqueología española, también para la marroquí. Porque durante el dominio de la citada dinastía, al-Andalus perteneció a Marruecos. ¿Les extraña? No debiera. Una parte substancial de la península fue parte de un estado marroquí, como, en su momento, una parte del estado marroquí fue colonia del español. Anótenlo, la porción más representativa de la alcazaba de Badajoz se debe a los magrebíes. No todo fue Ibn Marwan, musulmán de origen local, ni todo fueron aftasíes, norteafricanos al fin y al cabo. Algo le debemos a Marruecos, ¿no es verdad?
No hay comentarios:
Publicar un comentario