viernes, 28 de septiembre de 2012

BATALLAS I

Badajoz 03/09/2012  Crónica Badajoz -  FERNANDO VALDÉS


TEts interesante comprobar el modo en que los nacionalismos utilizan la Historia, manipulando hechos que, por antiguos, sólo se relacionan muy remotamente con nuestra sociedad actual, aunque estuviesen en su origen. Se sigue defendiendo, aquí, aquello de que España es una unidad de destino en lo universal. A veces desde posiciones pretendidamente contrarias a las de quien la definió así.

Me explico. En julio de 2011 se cumplieron mil trescientos años de la conquista de Hispania por los árabes (711). Hubo muy pocas referencias oficiales. Apenas algún congreso de escaso eco. Y eso a pesar de nuestra entrañable amistad con los países árabes, del AVE La Meca-Medina y de que la Alhambra sea el monumento más visitado de nuestro país.

¡Qué mal vendemos nuestro pasado, de los franceses debiéramos aprender! Pues bien, el 16 de julio último se conmemoró el octavo centenario de la batalla llamada de las Navas de Tolosa (1212).

Esta vez sí. Hubo un gran congreso en Jaén. Para esa provincia, gracias a su situación, las Navas y Bailén son dos fechas emblemáticas. Y tengo noticia de alguna conmemoración castrense en el monasterio de las Reales Huelgas de Burgos, donde reposa Alfonso VIII , el vencedor del primer suceso, y se celebró, en 1937, la reunión del Consejo Nacional del Movimiento.

Cualquier intento de atribuirle a la susodicha victoria una lectura españolista o cristiana es vano. Fue una gran batalla, probablemente la más importante de toda la Edad Media peninsular, pero sólo vencieron los castellanos, los aragoneses y los navarros.

Y la Curia Toledana, dirigida por el gran Rodrigo Jiménez de Rada , que invirtió mucho en la empresa; y ganó muchísimo. Para que el resultado pudiera extenderse, a pesar del anacronismo, a lo que hoy es España debiera haber participado en contra de la dinastía almohade la totalidad de los reyes cristianos. Y no fue así. Faltó Alfonso IX de León, el conquistador de Badajoz. Nada menos que el padre de Fernando III el Santo.

En la próxima columna verán por qué traigo a colación todo esto.


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