Conviene examinar cómo hemos llegado hasta este punto, en el que una falsedad tan evidente haya podido colar y llegar a ser difundido y aceptado.
Sí resulta preocupante el siguiente (18 de marzo 2021) hito de esta historia: la colocación en el Paseo Fluvial de una réplica, más bien recreación, del panel de azulejos que representa a Badajoz en la Plaza de España de Sevilla. Colocación que contó con la comprensión y anuencia de grupos políticos y sociales. Esta azulejería es en sí misma una aberración histórica. Representa la rendición de los moros de Badajoz, moros que no andalusíes, a Alfonso IX, obsequiosamente inclinados o de pie ante el rey encabalgado. Que se sepa, esta escena no ocurrió jamás. No consta que Alfonso IX pisara esta ciudad. Cierto es que, tras derrotar en la batalla de Alange (15 de marzo de 1230) a las fuerzas andalusíes de Ibn Hud, Mérida y Badajoz pasaron a formar parte de su reino, sí, pero no consta en las crónicas ni exactamente cómo ni exactamente cuándo ocurriera en el caso de la segunda de estas capitales. La escena de la azulejería es una fantasía, fundamentada en las pinturas historicistas decimonónicas en las que aparecen Boabdil y los Reyes Católicos en Santa Fe. Segunda cita de este episodio granadino. No me consta por qué Badajoz se representó por esta falseada escena en la plaza de España de la Exposición Iberoamericana en Sevilla (1929), pero conviene recordar y señalar que este popular e icónico edificio fue, es, un acto de propaganda de la Dictadura de Primo de Rivera; una propaganda triste en cuanto reveló palmariamente que la élite gobernante lo desconocía prácticamente todo del pueblo español. Así acabó ese régimen, así derivó en el infausto baño de sangre.
Lo dicho ni explica ni justifica, de ninguna manera, los actos vandálicos a que ha sido sometido este panel. Incuria sobre incuria, como tristemente cabría esperar.
"y tengo averiguado por papeles manuescritos que suçedió [la toma de la ciudad por Alfonso IX] en diez y nueve de marzo, día dedicado al patriarca san Joseph y, aunque en nuestro archivo no e hallado expresas notiçias, veo que de inmemorial va todos los años el cabildo en proçesión a su hermita y allí canta la misa mayor con sermón y gran concurso del pueblo y, si se haze en reconoçimiento del averse ganado la çiudad en su día, estraña que la çiudad no vaia consistorialmente a la proçesión, aviendo sido tan igualmente interesados los eclesiásticos y los seculares en un benefiçio tan grande, que ninguno se puede llamar maior."
Algunas cosas hay que señalar de este párrafo. La primera que Solano no cita, como suele hacer, qué papeles manuescritos vio; es decir, ni él mismo lo daba por seguro, puesto que además señala a continuación que documentos que lo demostraran no pudo encontrar. La segunda es que tal y como describe la celebración de la festividad de San José (procesión a la ermita, misa mayor y sermón) era algo puramente eclesiástico y religioso, pues explícita que la çiudad no iba consistorialmente al acto. Para más claridad, el Concejo, el Consistorio, lo que hoy es el Ayuntamiento, no participaba oficialmente, por lo que hemos de deducir que San José NO fue jamás una festividad cívica, como actualmente se nos quiere hacer creer.
"Este caso de Badajoz y Alfonso IX es un ejemplo perfecto de cómo funciona el proceso de ir contaminando el discurso social"
Sentadas estas bases, lo que viene después ya es simple desarrollo y remate, como lo es el encargo y futura colocación de una estatua. Bien está para quienes gusten de ver en su entorno imágenes no certeras de personas ya muertas y olvidadas. La culminación de los despropósitos ha sido la atribución a Alfonso IX de la fundación de la catedral. Tiene su mérito, dos años después de fallecer.
Sembradas las semillas de la falsedad, inoculados los virus de la mentira, los engaños tienden a cobrar vida propia, crecer y multiplicarse. Cuando las cosas llegan a este punto ya no queda más remedio que alzar tardíamente la voz y denunciarlo. Debía haberse hecho antes, quizá haya pasado la hora de hacerlo. Quede al menos constancia de este naufragio de la razón y de la verdad.
Para terminar, resulta irónico el que se haya utilizado, se utilice, a Alfonso IX para una operación de fundamento islamófobo. Pactó con los almohades, incluso fue excomulgado por ello, y no quiso participar en la campaña de Alfonso VIII que culminó en 1212 con la batalla de las Navas de Tolosa (bien que había participado en la de Alarcos, una gran derrota de los reinos cristianos). Solo después de la gran derrota almohade en las Navas, empezó a expandir sus conquistas por la actual Extremadura aprovechando el vacío de poder que provocó la desaparición del poder almohade. Es un rey muy interesante en muchísimos sentidos, digno de ser conocido y reconocido. Pero pervertir su memoria para fines políticos actuales, hiede.