Antiguos manuscritos, escritos por eruditos árabes, pueden proporcionar información meteorológica valiosa para ayudar a los científicos modernos a reconstruir el clima del pasado, según un nuevo estudio. La investigación, publicada en 'Weather', y llevada a cabo por investigadores de la Universidad de Extremadura, analiza los escritos de eruditos, historiadores y diaristas de Irak, durante la Edad de Oro Islámica, entre 816 y 1009 d.C.
La reconstrucción de los climas del pasado proporciona la posibilidad de realizar una comparación histórica con los fenómenos meteorológicos modernos. Los árboles, los núcleos de hielo, y el coral, proporcionan evidencia del clima pasado, sin embargo, las fuentes humanas están limitadas por la información histórica disponible. Hasta ahora, los investigadores se han basado en registros oficiales que detallan los patrones del clima, incluidos los informes de la fuerza aérea durante la Segunda Guerra Mundial y los registros de los buques de siglo XVIII.
Ahora, científicos españoles de la Universidad de Extremadura, han recurrido a fuentes documentales árabes de los siglos X y XI elaboradas por historiadores y comentaristas políticos de la época, quienes, además de centrarse en los acontecimientos sociales y religiosos de la época, también se refieren a fenómenos meteorológicos anormales.
"La información climática que se recuperó de estas fuentes antiguas se refiere, principalmente, a fenómenos extremos que afectaron a la sociedad en general, tales como sequías e inundaciones", afirma el autor principal, el doctor Fernando Domínguez-Castro, quien añade que, "sin embargo, también documentaron condiciones extrañas que se vivieron en la antigua Bagdad, como tormentas de granizo, la congelación de los ríos o la nieve".
Bagdad era un centro importante para el comercio y la ciencia en el mundo islámico antiguo. En 891 d.C., el geógrafo al- Ya'qubi escribió que la ciudad no tenía rival en el mundo, con veranos calurosos e inviernos fríos, condiciones climáticas que favorecieron la agricultura. Sin embargo, muchos documentos antiguos escritos en Bagdad se han perdido en una historia de invasiones y guerras civiles; aunque, a partir de los trabajos de escritores como al-Tabari, Ibn al-Athir y al-Suyuti, pudo rescatarse cierta cantidad de información meteorológica.
Cuando se recopilaron y analizaron los manuscritos, éstos revelaron un aumento de los eventos fríos en la primera mitad del siglo X, esto incluyó una reducción significativa de las temperaturas durante el mes de julio del 920 d.C., y tres nevadas en 908, 944 y 1007 d.C. En comparación, el único registro de nieve en la moderna Bagdad fue en 2008, una experiencia única en la vida de los iraquíes.
"Estos signos de un período de frío repentino confirman el descenso de la temperatura durante el siglo X, inmediatamente antes del Período Cálido Medieval", explica Domínguez-Castro, "creemos que esta caída en las temperaturas pudo ser causada por una gran erupción volcánica".
El investigador concluye que "la capacidad de reconstruir los climas del pasado nos proporciona un contexto útil para la comprensión histórica de nuestro propio clima".
La reconstrucción de los climas del pasado proporciona la posibilidad de realizar una comparación histórica con los fenómenos meteorológicos modernos. Los árboles, los núcleos de hielo, y el coral, proporcionan evidencia del clima pasado, sin embargo, las fuentes humanas están limitadas por la información histórica disponible. Hasta ahora, los investigadores se han basado en registros oficiales que detallan los patrones del clima, incluidos los informes de la fuerza aérea durante la Segunda Guerra Mundial y los registros de los buques de siglo XVIII.
Ahora, científicos españoles de la Universidad de Extremadura, han recurrido a fuentes documentales árabes de los siglos X y XI elaboradas por historiadores y comentaristas políticos de la época, quienes, además de centrarse en los acontecimientos sociales y religiosos de la época, también se refieren a fenómenos meteorológicos anormales.
"La información climática que se recuperó de estas fuentes antiguas se refiere, principalmente, a fenómenos extremos que afectaron a la sociedad en general, tales como sequías e inundaciones", afirma el autor principal, el doctor Fernando Domínguez-Castro, quien añade que, "sin embargo, también documentaron condiciones extrañas que se vivieron en la antigua Bagdad, como tormentas de granizo, la congelación de los ríos o la nieve".
Bagdad era un centro importante para el comercio y la ciencia en el mundo islámico antiguo. En 891 d.C., el geógrafo al- Ya'qubi escribió que la ciudad no tenía rival en el mundo, con veranos calurosos e inviernos fríos, condiciones climáticas que favorecieron la agricultura. Sin embargo, muchos documentos antiguos escritos en Bagdad se han perdido en una historia de invasiones y guerras civiles; aunque, a partir de los trabajos de escritores como al-Tabari, Ibn al-Athir y al-Suyuti, pudo rescatarse cierta cantidad de información meteorológica.
Cuando se recopilaron y analizaron los manuscritos, éstos revelaron un aumento de los eventos fríos en la primera mitad del siglo X, esto incluyó una reducción significativa de las temperaturas durante el mes de julio del 920 d.C., y tres nevadas en 908, 944 y 1007 d.C. En comparación, el único registro de nieve en la moderna Bagdad fue en 2008, una experiencia única en la vida de los iraquíes.
"Estos signos de un período de frío repentino confirman el descenso de la temperatura durante el siglo X, inmediatamente antes del Período Cálido Medieval", explica Domínguez-Castro, "creemos que esta caída en las temperaturas pudo ser causada por una gran erupción volcánica".
El investigador concluye que "la capacidad de reconstruir los climas del pasado nos proporciona un contexto útil para la comprensión histórica de nuestro propio clima".