Se trata de Abu Muhammad Abdullah bin Muhammad Sabur, nacido en el año 950 d.C. en Persia, y es uno de los esclavos blancos llamados Saqalebah, (plural de Saqlabi), que fueron vendidos en Al Ándalus, donde se convirtieron en una parte importante de la sociedad andalusí y llegaron a estar entre los hombres más influentes en los palacios por su cercanía a los príncipes y los ministros, lo que les permitía conocer los secretos más exactos de la vida de los altos cargos del poder, incluso de la vida del mismismo Jalifa de Córdoba.
Durante el mandato de Al-Hakam (Al-Mustansir Billah), aumentó el papel de los Saqalebah en el palacio, y sus dos líderes “FAIQ” y “JAUTHER” tenían el control sobre mil esclavos de Saqalebah que trabajaban en Los palacios, especialmente los palacios del harén.
Su máxima influencia llegó con la muerte de al-Hakam, cuando intentaron apoyar a su propio candidato, el hermano del jalifa, Al-Mughira, como sustituto del príncipe heredero de al-Hakam, su hijo Hisham, si no hubiera sido por la oposición de Al-Mushafi y Bin Abi Amer , que lograron declarar al príncipe Hicham, nuevo jalifa del Ándalus.
Para gobernar, Sabúr buscó la ayuda de Abu Muhammad Bin Maslama (Ibn Al-Aftas) de la tribu bereber de Meknes, que poseía unas cualidades políticas que le faltaban a Sabúr.