Las razones principales que impulsaron a levantar la Alcazaba parecen claras a tener de los datoS proporcionados por las fuentes historiográficas, epigráficas y las últimas intervenciones arqueológicas realizadas. Como consecuencia de las continuas revueltas e intentos por parte de la población maridí de emanciparse de las directrices emanadas desde Córdoba, Abd al-Rahman II mandó construir este recinto fortificado como residencia del gobernador y para los obedientes al emir. Así figura en la inscripción que se encuentra en la puerta principal de ingreso, fechada en el 835 d.C/220 de la Hégira, tras sofocar la última intentona separatista llevada a cabo durante ese mismo año. La intención por lo tanto es bien explícita, defender y controlar la principal vía de acceso a la medina, su legendario puente romano. De esta forma se pretendía frenar, de maneta definitiva, las continuas revueltas internas, más que hacer frete a posibles amenazas exteriores (recordemos que en este momento el peligro más próximo lo representaba el reino Astur, cuya frontera la marcaba el Duero).
En cuanto a su planificación y técnica edilicia, la alcazaba como bien indica su placa fundacional –hisn/pl. husun- (recinto fortificado), sigue un esquema de planta cuadrada casi perfecta (130m de lado), teniendo como modelos ejemplos sirio-bizantinos. En total, ocupa un espacio superior a los 16000 metros cuadrados, lo que permitía el acantonamiento de hasta unos 2000 efectivos militares. Los muros de 2.70 m de anchura y unos 10 m de altura, levantados, generalmente a soga y tizón, reutilizan en su fábrica sillares desiguales y otros materiales, como fragmentos de columnas, cupae, y buena parte del material empleado en el refuerzo de la muralla de finales del siglo V. el espacio central que forman sus frentes interno y otros es rellenado con piedra de tamaño desigual y cascotes trabados con tierra, lo que ha motivado que de manera periódica sufriera derrumbes y arreglos. Adosadas a lo largo del paramento se distribuyen veinticinco torres de base cuadrangular, mientras qre otras se encuentran separadas del lienzo, las denominadas torres albarranas, que fueron erigidas posteriormente, entre los siglos X-XII. Paralelas éstas se levanta un antemuro y un foso que rodearía a todo el recinto defensivo.
En cuanto a su planificación y técnica edilicia, la alcazaba como bien indica su placa fundacional –hisn/pl. husun- (recinto fortificado), sigue un esquema de planta cuadrada casi perfecta (130m de lado), teniendo como modelos ejemplos sirio-bizantinos. En total, ocupa un espacio superior a los 16000 metros cuadrados, lo que permitía el acantonamiento de hasta unos 2000 efectivos militares. Los muros de 2.70 m de anchura y unos 10 m de altura, levantados, generalmente a soga y tizón, reutilizan en su fábrica sillares desiguales y otros materiales, como fragmentos de columnas, cupae, y buena parte del material empleado en el refuerzo de la muralla de finales del siglo V. el espacio central que forman sus frentes interno y otros es rellenado con piedra de tamaño desigual y cascotes trabados con tierra, lo que ha motivado que de manera periódica sufriera derrumbes y arreglos. Adosadas a lo largo del paramento se distribuyen veinticinco torres de base cuadrangular, mientras qre otras se encuentran separadas del lienzo, las denominadas torres albarranas, que fueron erigidas posteriormente, entre los siglos X-XII. Paralelas éstas se levanta un antemuro y un foso que rodearía a todo el recinto defensivo.
Nota : este articulo has sido publicado en el Boletin informativo del Consorcio de la ciudad monumental , histórica , artística y arqueológica de Merida Nº 49 - Octubre 2007
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