Con el fin de la etapa musulmana en Badajoz , debilitada, aislada en medio de un territorio ya dominado prácticamente por completo por los cristianos, y sin ninguna esperanza de ayuda exterior tras la derrota de Aben-Hud en Alanje, parece que la ciudad de Badajoz no opuso resistencia a las tropas de Alfonso IX, rindiéndose al primer embate en el año12301. Así permite considerarlo la forma en que las crónicas, tanto árabes como cristianas, consignaron el episodio.
En el formidable ejército que tomó َ la ciudad se integraban además de las huestes del monarca leonés, efectivos de las ordenes Militares del Temple, Santiago y Alcántara, numerosos caballeros salmantinos y portugueses, contingentes castellanos, obispos con sus mesnadas (D. Bernardo II, arzobispo de Santiago
De Compostela y los obispos de Oviedo, León, Zamora y Coria) y otras fuerzas.
La participaciónَn de cada uno en la empresa tendrá diferentes repercusiones sobre la ciudad y su territorio. En unos casos por recibir como pago a su colaboración importantes dominios correspondientes a su jurisdicción, como
sucedióَ con las órdenes y algunos señores. En otros por los enfrentamientos en que acabaran por desembocar las desavenencias de los que se quedaron como pobladores, casos de los portugaleses y bejaranos.
Según la costumbre de la época la mezquita mayor de las ciudades que los cristianos arrebataban a los musulmanes era inmediatamente transformada en catedral o iglesia bajo la advocación de la celebraciónَ cristiana de ese día.
A veces, incluso se atrasaba algunas fechas la entrada para solemnizarla más haciéndola coincidir con unas efemérides destacada de la Iglesia. Así se hizo en Badajoz, aunque dedicando la nueva catedral instalada sobre la mezquita de la alcazaba, no al Espíritu Santo ni San José, sino directamente a la Virgen María, bajo la advocación de Santa María del Castillo.
Este hecho muy común, por otra parte, durante todo el proceso de reconquista, vino dado por dos motivos:
Uno de índole práctico, el comienzo inmediato de las nuevas prácticas religiosas cristianas, y otro de carácter espiritual, el hecho de estar ocupando, al fin y al cabo, un edificio consagrado por una religión, la musulmana, con la que se había convivido pacíficamente.
A estos dos motivos hay que añadir, indudablemente el hecho de una imposición religiosa que refrendase claramente el nuevo dominio político y militar.
Inmediatamente después de la conquista de la ciudad, ésta se convirtióَ en sede episcopal y fue nombrado Fray Pedro Pérez, primer obispo de Badajoz.
En el formidable ejército que tomó َ la ciudad se integraban además de las huestes del monarca leonés, efectivos de las ordenes Militares del Temple, Santiago y Alcántara, numerosos caballeros salmantinos y portugueses, contingentes castellanos, obispos con sus mesnadas (D. Bernardo II, arzobispo de Santiago
De Compostela y los obispos de Oviedo, León, Zamora y Coria) y otras fuerzas.
La participaciónَn de cada uno en la empresa tendrá diferentes repercusiones sobre la ciudad y su territorio. En unos casos por recibir como pago a su colaboración importantes dominios correspondientes a su jurisdicción, como
sucedióَ con las órdenes y algunos señores. En otros por los enfrentamientos en que acabaran por desembocar las desavenencias de los que se quedaron como pobladores, casos de los portugaleses y bejaranos.
Según la costumbre de la época la mezquita mayor de las ciudades que los cristianos arrebataban a los musulmanes era inmediatamente transformada en catedral o iglesia bajo la advocación de la celebraciónَ cristiana de ese día.
A veces, incluso se atrasaba algunas fechas la entrada para solemnizarla más haciéndola coincidir con unas efemérides destacada de la Iglesia. Así se hizo en Badajoz, aunque dedicando la nueva catedral instalada sobre la mezquita de la alcazaba, no al Espíritu Santo ni San José, sino directamente a la Virgen María, bajo la advocación de Santa María del Castillo.
Este hecho muy común, por otra parte, durante todo el proceso de reconquista, vino dado por dos motivos:
Uno de índole práctico, el comienzo inmediato de las nuevas prácticas religiosas cristianas, y otro de carácter espiritual, el hecho de estar ocupando, al fin y al cabo, un edificio consagrado por una religión, la musulmana, con la que se había convivido pacíficamente.
A estos dos motivos hay que añadir, indudablemente el hecho de una imposición religiosa que refrendase claramente el nuevo dominio político y militar.
Inmediatamente después de la conquista de la ciudad, ésta se convirtióَ en sede episcopal y fue nombrado Fray Pedro Pérez, primer obispo de Badajoz.
*Este articulo sacado de " Reforma beneficial en la Catedral de Badajoz (1771-1805) "
por José Sarmiento Peréz ,Doctor en Historia Contemporánea de España
por José Sarmiento Peréz ,Doctor en Historia Contemporánea de España